Servicio a mujeres en situación de riesgo
    Servicio a mujeres en situación de riesgo

    Atención Psicológica a Mujeres en Situación de Riesgo: Maltrato y Gestión Emocional

    El servicio de atención psicológica a mujeres en situación de riesgo tiene como objetivo brindar un espacio seguro, confidencial y profesional para acompañar a quienes han vivido experiencias de maltrato, ya sea psicológico, físico o emocional. Este tipo de intervención es esencial para la restauración del bienestar emocional, la recuperación de la autoestima y la toma de decisiones libres y conscientes.


    Maltrato Psicológico y Físico: Comprensión y Abordaje

    El maltrato psicológico, aunque muchas veces invisible, deja profundas heridas. La desvalorización constante, el control, la manipulación emocional y la intimidación son formas de violencia que erosionan la identidad y la autonomía de la mujer. Cuando esto se combina con agresiones físicas, el daño se intensifica y puede poner en riesgo la integridad física y mental de la persona.


    El tratamiento psicológico en estos casos se centra en:


    • Brindar contención emocional en un entorno empático, libre de juicio.
    • Detectar y nombrar la violencia, ayudando a la mujer a identificar patrones abusivos normalizados.
    • Trabajar el trauma, utilizando técnicas de intervención como la terapia cognitivo-conductual, EMDR o terapias centradas en el trauma.
    • Fortalecer la autoestima y reconstruir la identidad personal.
    • Generar un plan de seguridad, especialmente si la mujer aún convive con su agresor.


    Gestión Emocional de Problemas de Pareja

    Muchas mujeres llegan a consulta sintiéndose culpables, confundidas o emocionalmente agotadas por problemas persistentes en su relación de pareja. Aunque no todos los conflictos implican violencia, algunos derivan en dinámicas tóxicas o dependencias emocionales que afectan gravemente la salud mental.

    En estos casos, el proceso terapéutico busca:


    • Favorecer el autoconocimiento emocional, identificando emociones como el miedo, la culpa, la rabia o la tristeza.
    • Desarrollar habilidades de comunicación asertiva, esenciales para expresar necesidades y establecer límites.
    • Revisar patrones relacionales repetitivos, muchas veces aprendidos desde la infancia.
    • Promover la toma de decisiones autónomas, ya sea para reparar, redefinir o finalizar la relación.
    • Acompañar el duelo afectivo, si hay una ruptura, y prevenir recaídas en vínculos dañinos.


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